Gracias a … ¿a qué?. Olvídenlo. El hecho es que cuando tuve el valor suficiente de dirigirme a mi asiento 54, el hombre que estaba a mi lado me miraba con ojos seductores y pues yo …sentí calor.
-Hola ¿Te ayudo? – !!oh my god !! ¿Qué digo?
Carga los bolsos y los pones en la rejilla “portamaletas” y
finalmente se sienta y me invita a
hacerlo. ¿Eso significa que esperaba que me quede parada? Espero que no.
-Muchas gracias… -y me quedo muda. Aun no se su nombre. No se
supone que debería saberlo.
-Tom- dice con un ligero acento británico - Ravi de vous rencontrer madame.-me dice en francés…en su boca suena
tan bien.
Creo que me enamore… *.*
Nos pasamos todo el viaje hablando de nuestras vidas, ya saben,
las preguntas obvias y con respuestas complicadas. De donde eres, cuántos años
tienes, donde vives, a donde vas, porque viajas, que te gusta comer y cosas por
el estilo.
-Soy de Londres, pero mi familia se mudó a Francia desde que nací.
Es como mi segundo hogar – me dice mientras me dedica una sonrisa derriteicebergs.
-Es decir –digo- ¿vas a visitar a tus padres?
-No…ya no viven en Francia, están en Londres otra vez. Vine a
Estados Unidos al sepelio de un gran amigo…él tenía cáncer…-dice y se queda
callado.
-Lo siento tanto… yo viví algo similar. Mi papa murió de
tuberculosis hace más de cinco años…me hace mucha falta.-Digo y no puedo evitar
que una lagrima caiga por mi mejilla.
-Lo siento hermosa… esas situaciones son difíciles de sobrellevar.
Mi amigo era como mi hermano, es francés pero vino con su familia aquí a vivir.
Nos comunicábamos de vez en cuando y viajaba a visitarlo… lastimas todo esto.
Así que voy de regreso a mi hogar. Al menos ahí tengo mi departamento y
trabajo.
-Y novia…-Digo sin evitar mostrar un poco de… ¿celos? Nooo que va…
¿acaso es posible celar a un hombre que apenas conoces?
-No –me dice y siento que mis músculos se relajan – no tengo
novia-me mira y sonríe.
-Entonces… ¿novio? –Esa no fui yo…yo no dije esa estupidez ¿o si?.
Me mira serio y dice –No Charlotte, no soy gay.
Me siento Anastasia al entrevistar a Christian Grey, y admito que
necesito unos buenos azotes… ¡Castígame Grey! Hahaha aunque viéndolo bien… Tom
es el Grey de mis sueños. ¡Oh my god! Esto es demasiado.
-Lo siento…dije una estupidez –digo y agacho la cara.
-jajaja No te preocupes hermosa, quizá si lo soy.- Dice y vuelve a
reír dejándome con la boca abierta. Dime que un hombre tan bello no es gay por
favor. Juro que me tirare de la torre Effiel si es así.
Sin poder evitarlo empiezo a reír yo también. Al rato los
pasajeros se quejan y nos obligan a callarnos…eso fue vergonzoso. Pero Tom y yo
seguimos riendo en silencio. Sin querer
me recuesto en su pecho y sonrío. Esa confianzuda no fui yo. Palabra de
boyscout.
-Te ves hermosa cuando sonríes –me dice y yo…
-Ja! Acaso siendo hermosa me vería menos hermosa riendo… ¿pensaste
eso? –Digo, sacando la odiosa que llevo dentro. No puedo dejar que este hombre
perfecto me tenga colgando en sus manos.
-Sí, tienes razón –afirma- creo que te ves más hermosa cuando
sonríe.
Oh no. No dijiste eso, no….no…no…no
-¿Charlotte? –me pregunta tocándome el rostro y…una rara sensación
se apodera de mi cuerpo y se centra… ahí. Esto no está bien y yo estoy a punto
de ebullición.
-mmm … ¿sí? –digo sin mirarlo al rostro.
-¿Por qué no me miras?
-Ehem…bueno…yo creo que tengo sueño y…es un viaje largo así que
mejor me duermo. Adiós –digo y con una pequeña mantita me cubro el rostro. Lo sé,
es lo más ridículo en toda la historia del planeta tierra. Pero ese hombre
estaba dominándome de la forma más dulce posible…y lo más probable sea que no
lo vuelva a ver nunca.
-Buenas noches hermosas. –Me dijo y sentí que se acercaba a darme
un beso en la frente.
Decidí que tenía que evitarlo o no podría olvidarlo y…
Me destape y al levantar la vista su boca…se plantó en la mía.
Nos besamos… oh, no. Esto no es real. !Estoy perdida!.
Me miro y se dio cuenta de lo que había sucedido, se alejó un poco
y sonrió mirándome de lado.
-Si querías besarme pudiste habérmelo pedido –Me dijo- No te lo
hubiera negado.
Y me derretí y me hundí en el asiento y no volví a dirigirle la palabra…hasta que recuperara mi
orgullo y el control de mis impulsos. ¡Malditas hormonas descontroladas!
Me pase todo el viaje evitando mirarlo. Sí, claro. Como si pudieras evitar al chico que está a tu lado. ¡Eso es
imposible! –Grito mi conciencia…la maldita tenía razón, era imposible.
Pero tenía que hacerlo…o al menos intentarlo.
Comí, bebí, fui a los servicios, dormía, escuchaba música, dormía
y leía, sobretodo leía. No era una desadaptada social, solo me fascinaba leer y
la novela “Jane Eyre”. Aun lloraba cada vez que llegaba a la escena donde Jane descubría
que la loca que habitaba en el último piso era la esposa del Señor Rochester.
Aun no logro entender, porque rayos el jamás le dijo la verdad.
¿Por qué no le conto su historia? Él fue muy tonto al arriesgar su verdadera
felicidad por culpa de un engaño, pero al final la verdad salió a la luz
dejando dos corazones rotos. El único momento que lloro de felicidad es cuando
Rochester le pide a Janecita que se
case con él. La declaración de amor más hermosa de mi vida. Y el otro momento
que amo es cuando el recupera la visión…caray, ya estoy llorando otra vez.
-Eres muy susceptible…¿verdad? –me dice al oído.
-No deberías hablarme, no quiero que me hables y si lloro es
porque esta novela es muy hermosa, aunque hay personajes como la Señora Reed
que odio mucho, pero en fin, no importa.
-Eres muy dulce…a mí también me encanta leer y también odio a la
señora y señor Reed, son unos insensibles… ¿No lo crees?
Lo miro...
¡Oh my god ¡ El también leyó la misma novela…eso quiere decir que
es un romántico.. ¿o algo así?
-¿No me digas que también leíste Orgullo y Prejuicio?-pregunto
-Ohh Darcy…de el aprendí muchas cosas. Es un buen ejemplo, ¿no crees? –me dijo con simpleza.
-Eres…extraño. Los hombres no suelen leer ese tipo de libros… a no
ser que seas profesor de Literatura, lo cual sería más comprensible.
-Pensé que no quería hablarme.-Me dijo logrando que me pusiera
colorada.
-Y no lo hare. Adiós.- Dije y me puse los auriculares y Hardwell a
todo volumen.
…No me había dado cuenta de que estábamos a punto de aterrizar
hasta que escuche a la airhostess
hablar a través de los parlantes…
“Señores pasajeros,
bienvenidos al aeropuerto Charles de Gaulle -Por favor, permanezcan sentados, y con el
cinturón de seguridad abrochado hasta que el avión haya parado completamente
los motores y la señal luminosa de cinturones se apague. Los teléfonos móviles
deberán permanecer totalmente desconectados hasta la apertura de las puertas.
Les rogamos tengan cuidado al abrir los compartimentos superiores ya que el
equipaje puede haberse desplazado. Por favor, comprueben que llevan consigo
todo su equipaje de mano y objetos personales. Si desean cualquier información, por favor diríjanse al
personal de tierra en el aeropuerto; muy gustosamente les atenderán. Muchas
gracias y buenos días.”
Era hora de empezar mi nueva vida –aunque solo fuera por un mes ¿o
más?. De pronto me sentí embargada por la sensación más incómoda
vivida…tristeza.
¿Por qué tendría que estar triste? No había lógica para sentirme
de esa forma. Quizá Tom me había contagiado algo y pues yo… yo…
Yo no quiero dejar de verlo.
Y como si Dios estuviera a mi favor, Tom me tomo de los brazos y
me giro hasta que mi rostro estaba frente a la suya, mi boca también estaba
frente a él y yo…que lindos labios, se ven suaves y apetecibles, le da a su
rostro… ¡BASTA! Charlotte no sería capaz de besar a este hombre sobretodo
porque la pone nerviosa. Dios, ahora
estaba hablando de mí en tercera persona. Estaba enferma.
Su mirada bajo a mis ojos y su boca se acercaba poco a poco hacia mí.
Era increíblemente perfecto aunque fuera mayor que yo, aunque no me lo haya
dicho claramente lo es…pero es la perfección personificada y me encanta.
-¿Te gustaría que te bese? ¿O me tirarías una cachetada por
eso?-dijo y rompió la burbuja que creamos a nuestro alrededor.
-Si tu querías besarme lo hubieras hecho, pero ya es tarde. Adiós.-Dije
claramente fastidiada…y no porque no me haya besado- si claro Charlotte, bien que por poco te lanzas sobre el. ¡Cállate subconsciente
inoportuno!
Cargue mis maletas y me dirigí hacia la escalera. Baje con cuidado
cargando mis dos maletas mientras trataba de no caerme por culpa del peso de
estas cosas.
¡Lo logre!
Baje del avión sin caerme y sobretodo sin montar ningún
espectáculo digno de Keeping Out with the
Kardashian… y eso es un gran logro para mí, recordando que lo único que
rogaba es que el idiota cuyo nombre empieza con T y termina con OM, viniera a
ayudarme con las maletas y me diera su número telefónico. Si, quizá el viaje me
afecto un poco el cerebro, no me culpen.
Entro al aeropuerto que por cierto es muy moderno y nice y escucho mi nombre…alguien me
llama. Un poco fastidiada por la intromisión-ya que tengo que recoger mis
maletas y buscar al tal JeanPierre-
volteo y veo al hombre que estaba llamando a través de mis pensamientos.
Tom
-Disculpa, no quiero ser un desgraciado, ni un idiota…es que no
puedo dejar que te vayas asi, yo…-dice y siento que estoy a punto de morir de
un ataque de corazón.
-Por favor no digas nada, ya se que te resulte un poco ridícula…-lo
pienso mejor y continuo-bueno, quizá una poco más que eso, pero enserio no
tienes que…
Y no pude decir ni una sola palabra más.
Su boca estaba pegada a la mía y yo está temblando peor que
gelatina…estaba en el cielo. Si, esto era el cielo, y se sentía muy bien.
Debería venir aquí con frecuencia. Claro,
claro, le pedirás a Tom que te bese más seguido así te convertirás en monja.
No pensé y solo me deje llevar, coloque mis brazos alrededor de su
cuello y me deje caer en ese abismo inmenso llamado…no puedo creerlo, no iba a
decir amor ¿o si?
El hecho es que me aferre a el y lo bese con todas las ganas que tenía.
Sus labios eran suaves, dulces y gruesos. La sensación era divina, jamás me
había sentido tan feliz al besar a alguien. La sensación de estar en el cielo
era extraña y eso no me sucedia amenudo. Algo me sucedia con Tom, algo que no
podía explicarme a mi misma.
Terminamos el beso mas por recuperar un poco de aire que por
querer dejarlo ahí. Nos miramos y …estallamos en carcajadas. Nos reíamos y yo
no sabia porque, quizá el se reia por lo bitch que fui pero al verlo me di
cuenta que sus pupilas brillaban…era como si estuviera… ¿excited?
-Eres increíble Charlotte- Mi nombre pronunciado por esa voz tan
varonil era el colmo de la felcicidad y no solo eso, me ponía mas de lo que el
se imaginaba, y eso tampoco era bueno.
-Este…Tom, yo…estoy muy apenada por lo que acaba de suceder.-Dije
queriendo poner una excusa pero el me dio otro beso para hacerme callar. Si
sigue asi hablare toda la noche.
¡Eres una bruja bitch! Jajaja
-No es necesario que digas nada-me dijo mirándome como si fuera
una reliquia- sentí algo por ti desde que te mire a los ojos, y poco a poco mientras
hacíamos vida social sentado uno al lado del otro…las cosas no suceden porque
si. Todo tiene un porque, y yo quiero averiguarlo contigo.
El tenía razón, Tom me gustaba demasiado pero no solo eso, el me
hacia sentir como si estuviera en las nubes, como si estuviera en el mejor
lugar del mundo y era…grandioso.
No podía haberme enamorado en unas cuantas horas de vuelo, eso era
imposible. El amor a primera vista no existe, solo es gusto, atracción y se
mezcla aún mas cuando esa persona te agrada, y Tom me agrada…mucho. Lo
necesitaba.
-No quiero que pienses que soy una regalada o cosas por el estilo,
yo no soy así –mentirosa-No, no lo
soy-grite.
-Okey, okey, eso quedo claro hermosa, pero no quiero que me
expliques nada, solo necesito que me digas que no perderé contacto contigo.
-¿No tienes novia, verdad?-Pregunte conteniendo la respiración y
rogando al cielo que no me mintiera.
-No la tengo.-Me dijo con convicción.
Y le creí. Sabía que no me mentiría, o al menos eso esperaba, no
quería perderlo…me encantaba más que a nada en el mundo, era todo lo que alguna
vez soñé, un hombre que compartiera mis gustos por la lectura y sobretodo que
fuera agradable y guapo. En resumen él era el hombre perfecto para mí, y para
cualquiera-dijo mi conciencia…ya la estaba odiando.
-Me encantaría seguir en contacto también…-Dije lo más tímida que
se puedan imaginar. Yo Charlotte White ¿TIMIDA? Eso era como una broma de mal
gusto, pero era real.
De pronto unas manos me tocaron el hombro y fastidiada voltee.
¡Oh-My-God!